Peino alguna que otra cana, mi rostro no se resiste al paso de los año, mis huesos se lamentan de vez en cuando y donde había 3 neuronas queda 1, trabajadora sí, pero claramente insuficiente.
Insuficiente para comprender un mundo que gira sin mi permiso, que no pregunta mi parecer, que me empuja y no empujo; caprichoso, va a un ritmo que no alcanzo.
Cuando era más pequeña de que lo que soy ahora, ya era complicado eso de vivir. Incapaz de entender lo que me decían los adultos, imaginé estar en otros sitios, viví otras historias. Entonces tampoco me explicaba nadie nada y ante las preguntas sin respuestas, estas me las inventaba. A ver por qué ir al colegio. ¿De verdad era tan necesario eso de aprender? ¿Nadie podía entender que mi vida era completísima y feliz con mis muñecas, mis teléfonos, estando con mi mamá? No tenía ningún sentido romper mi paraíso particular para entrar en el infierno del “deber”.
Quería ser mayor pensando, ilusa de mí, que cuando lo fuera nadie me diría mis deberes. Todo llega y crecí, poco pero crecí. Fue entonces el momento de lamentar mis deseos. No sólo tenía más obligaciones, además estaba un concepto desconocido hasta ahora: la responsabilidad. La cosa claramente empeoraba, naciendo implícitamente la culpa.
No, no, no, aquí no acaba la lista de infortunios, te das cuenta que el mundo en el que aprendiste vivir no tiene nada que ver con el mundo que vives ahora y empiezas a echar de menos hasta comprar pipas en un cartucho de papel.
Y no es para menos, abro esto de internet y no dejan de parecer cientos de noticias, que a saber de dónde han salido, cientos y cientos y ni una buena. Es entonces cuando me abate un desconcierto desconcertante, ¿¿¿?????, se escribe con dibujitos (lo que yo digo que lo del colegio no tenía sentido), la gente se enfada, se muere un torero y aplauden, se muere un toro y hacen un duelo... Miles de recomendaciones, 18 vasos de agua al día, tomar ajo y miel en ayudas, tantas piezas de frutas al día, cuidadin cuidadin con los hidratos de carbono y calorías vacías, dormir necesariamente 8 horas y siesta, ideas para ordenar sin alterar los chacras, 1000 mascarillas para la piel, los colores que potencia tu autoestima........ Tantas son estas recomendaciones que me he comprado una agenda para poder recordarlas y he aquí otro gran problema: no tengo tiempo para comer y beber lo aconsejado, alguien me tendrá que prestar otra vida para poder seguir tantos “sabios” consejos.
Todo para llevar una vida “sana”, no digamos si nos embarcamos en el campo de empresas imposibles: los terrenos de las reivindicaciones. Tenemos desde hoteles de lujos para que perros y gatos se alojen en vacaciones, porque para eso tienen derechos hasta la lucha para que los niños no tengan deberes o adoptar a los sevillanos que pasan mucha caló. Pero triste, triste es que haya gente tan entregada, sobretodo mujeres sacrificadas que tienen que desnudarse en pro de la búsqueda de soluciones..¿¿¿???? Antes era más sencillo, para pedir algo en cualquier sitio, mi madre nos ponía el traje de los domingos. Que diéramos buena impresión, como diría ella, hasta en el médico.
Sólo una casa es clara, no me entero de ná, por eso …. paren que en la próxima me bajo. Queden Vds. con Dios.